Para evitar las infecciones y/o intoxicaciones alimentarias, las embarazadas deben seguir algunas recomendaciones especiales en su dieta. Estas serían las preguntas y los alimentos clave:
¿Puedo comer pescado y marisco si estoy embarazada? Como ambos procutos pueden contener mercurio, es mejor no consumir especies grandes predadoras como el pez espada (emperador), el tiburón (cazón), la caballa, el atún rojo y el lucio. También deben evitarse los pescados y mariscos crudos, los ahumados y los marinados (sushi, sashimi, ostras, almejas y vieiras crudas, ceviche, carpaccio de pescado, boquerones en vinagre, el salmón o la trucha ahumados…), dado que podrían ser portadores de listeria y parásitos. Las embarazadas sí pueden ingerir mariscos ahumados durante el embarazo si son enlatados, no perecederos o si se han cocinado. Respecto al resto de pescados y mariscos crudos, también pueden consumirse tras cocinarse suficientemente y, preferiblemente, tras haber sido congelados durante un mínimo de cuatro días, para evitar el riesgo de infecciones por anisakis.
¿Cómo se debe comer la carne en el embarazo? Las carnes deben quedar completamente hechas por dentro. Deben evitarse los carpaccios, carnes precocinadas, y ensaladas preparadas que lleven pollo, jamón, etc.
¿Los patés y embutidos están prohibidos? Durante el embarazo, si la mujer no está inmunizada frente a la toxoplasmosis, se han de evitar los embutidos (jamón, chorizo, lomo embuchado, salchichón, salami, mortadela…), los patés refrigerados, el tocino… Se pueden tomar sin riesgo las salchichas si se cocinan suficientemente, así como los productos cárnicos en conserva (latas de jamón cocido o patés), dado que la esterilización los hace seguros. Una vez abierto el envase, debemos seguir las instrucciones de conservación o consumirlo antes de cuatro días. También pueden consumirse después de cocinarse a 75º. En el caso de los embutidos crudos curados, pueden tomarse si previamente se han congelado durante diez días a -22º o si se cocinan -si bien su consumo excesivo no es recomendable por su alto contenido en grasa y sales-.
¿Qué tengo que hacer con los lácteos? Hay que evitar tomar leche no pasteurizada, por el riesgo que conlleva de contraer infección por listeria. Esta indicación se extiende también a los quesos y demás lácteos, que deberán ser siempre pasteurizados.
¿Cómo hay que tomar las frutas y verduras en el embarazo? A la hora de consumirlas, lo más importante es la preparación: han de cortarse primero las partes dañadas y, posteriormente, lavarlas bien bajo el chorro de agua del grifo, incluso si se van a pelar. Si se van a tomar crudas sin pelar (incluidas las plantas aromáticas frescas), es conveniente sumergirlas de cinco a diez minutos en un recipiente de agua potable que contenga unas gotas de lejía apta para la desinfección del agua de bebida, y luego, enjuagarlas con agua abundante.
¿Son perjudiciales los huevos si estoy embarazada? Dado que pueden contener salmonela, solo pueden tomarse muy cuajados. Se evitarán, por lo tanto, los huevos pasados por agua, poché, etc., y si se preparan platos que los contengan, deben cocinarse a suficiente temperatura. Además, desecharemos los alimentos que contengan huevo crudo o poco cocinado, como salsas y mayonesas caseras y algunos postres (tiramisú, mousses, merengues, brownie, helado casero…).
Para prevenir de manera general las enfermedades transmitidas por los alimentos, se deben seguir cuatro pasos muy sencillos:
Separar: se han de manipular correctamente las carnes, huevos y pescados y mariscos crudos con el fin de evitar las contaminaciones cruzadas. Así, se deben separar del resto de los alimentos listos para consumir en el carro de la compra, en el frigorífico y durante su preparación. Para conservarlos, mejor usar envases con cierre hermético y, a la hora de prepararlos, utilizar una tabla para las carnes y pescados crudos y otra para frutas y verduras frescas, o bien preparar primero las frutas y verduras, lavar muy bien la tabla y continuar después con la carne o el pescado.
Enfriar: es recomendable conservar los alimentos a baja temperatura para evitar la proliferación de las bacterias: mantenerlos en el frigorífico a un mínimo de 4º y en el congelador, a -18ºC. Además, sigue la regla de las dos horas: desecha los alimentos perecederos que queden fuera del frigorífico a temperatura ambiente durante más de dos horas. Si el día es caluroso, este periodo se reduce a una hora.
Lavar: las bacterias transmitidas por los alimentos pueden propagarse por toda la cocina y llegar a las tablas de cortar, utensilios, esponjas y otros productos. Por este motivo, hay que lavar las tablas, utensilios y superficies de trabajo con agua caliente y jabón después de preparar cada alimento y antes de empezar con el siguiente. También es fundamental lavarse las manos con agua y jabón cuidadosamente antes y después de manipular alimentos, tras ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas. También
Cocinar: deben prepararse y calentarse los alimentos a alta temperatura para eliminar las posibles bacterias, capaces de sobrevivir hasta los 60º. Como norma general, se han de cocinar los alimentos de origen animal (carne, pescado y huevos) hasta que el interior alcance los 75ºC durante un minuto. Puesto que esto en ocasiones es difícil de comprobar podemos guiarnos por algunos indicios: en el caso concreto de las carnes, estas no pueden quedar sonrosadas por dentro y comprobaremos que la carne se separa con facilidad del hueso y el pescado, de la espina. Por otra parte, al cocinar sopas, cremas, salsas o guisos, se debe esperar a que hiervan hasta borbotear.