La presión arterial alta, también llamada hipertensión, ocurre cuando se estrechan las arterias que transportan la sangre del corazón a los órganos del cuerpo. Esto hace que aumente la presión en las arterias. En el embarazo, esto puede dificultar el pasaje de sangre a la placenta, que brinda nutrientes y oxígeno al feto. Un flujo sanguíneo reducido puede ralentizar el crecimiento del feto y hacer que la madre corra más riesgo de trabajo de parto prematuro y preeclampsia.
Las mujeres con presión arterial alta antes del embarazo continuarán controlando este problema con medicamentos durante el embarazo. La presión arterial alta que se desarrolla durante el embarazo se conoce como hipertensión gestacional. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), en 2009, el último año sobre el cual hay información disponible, más del 4% de las mujeres estadounidenses embarazadas desarrolló esta enfermedad durante el embarazo.3 En general, la hipertensión gestacional se desarrolla en la segunda mitad del embarazo y desaparece después del parto.