El trabajo de parto prematuro es el trabajo de parto que comienza antes de las 37 semanas de gestación. Un bebé nacido antes de 37 semanas corre más riesgo de tener problemas de salud, en la mayoría de los casos debido a que los órganos como los pulmones y el cerebro terminan de desarrollarse en las últimas semanas de gestación (39 a 41 semanas).
Ciertas enfermedades como las infecciones, tener un cuello uterino corto (por razones que se desconocen, algunas mujeres tienen el cuello uterino más corto de lo normal) o haber tenido partos prematuros anteriores aumentan el riesgo de un trabajo de parto prematuro. A veces puede detenerse o ralentizarse el trabajo de parto prematuro con medicamentos.
La progesterona, una hormona que se produce naturalmente durante el embarazo, se puede usar para ayudar a evitar el trabajo de parto prematuro. Un estudio dirigido por investigadores del NICHD en 2003 descubrió que dar los suplementos de progesterona a mujeres con alto riesgo de trabajo de parto prematuro debido a un parto prematuro anterior reduce en un tercio el riesgo de un nacimiento prematuro subsiguiente.