No sólo se puede, sino que es muy beneficioso practicar ejercicio físico moderado durante el embarazo, siempre que no exista ninguna contraindicación. Todas las actividades deportivas que no impliquen movimientos bruscos o un gran esfuerzo físico son altamente recomendables, pues mejoran el tono muscular, facilitan la digestión, mejoran la circulación y evitan un aumento de peso excesivo por parte de la mujer.
Por ejemplo, se puede nadar o pasear una media hora al día. También pueden realizarse ejercicios específicos de cervicales, hombros, piernas y pectorales para relajar la tensión muscular y preparar el cuerpo para el parto. Además, existen centros donde se imparten clases de pilates y yoga específicas para embarazadas.